Recomendaciones


DOCUMENTACIÓN NECESARIA

Para entrar en Marruecos no es necesario ningún tipo de visado, basta con el pasaporte en vigor con al menos tres meses de validez hasta su fecha de caducidad, para la mayoría de países.

Para el vehículo es necesario el permiso de circulación, la ficha técnica y seguro en vigor con carta verde o certificado internacional. Últimamente algunas compañías de seguro no incluyen en la póliza la carta verde y es necesario solicitarla expresamente, aspecto que deberá comprobarse con antelación al viaje, así como la vigencia de la propia carta verde.

En el caso de que el vehículo no esté a nombre de la persona que lo conduce, será necesario aportar una autorización, o bien, poder notarial del propietario al conductor, documentos que es importante que cuenten con los correspondientes sellos, aspecto éste que los aduaneros comprueban expresamente.

El carné de conducir internacional no es imprescindible, el español es suficiente.

 

 

TRÁMITES FRONTERIZOS

Independientemente de la frontera por la que se acceda a Marruecos, el procedimiento es siempre el mismo. En primer lugar es necesario hacer la

entrada de las personas, cumplimentando un documento con distintos datos personales, y luego, junto con el pasaporte, acudir a la ventanilla correspondiente. No es necesario que vayan todas las personas que viajan, de hecho es recomendable que permanezcan en el coche.

En los barcos que van a Tánger o a Tánger Med, viaja un policía que se ocupa de estampillar los pasaportes, ahorrando un trámite una vez que abandonado el barco, se llega a la aduana.

Una vez realizado el control de los pasaportes, los propietarios o conductores de los vehículos deberán facilitar la documentación del vehículo y el pasaporte del conductor a los agentes de aduana para que cumplimenten una tarjeta que debemos conservar para la posterior salida del país, y que tiene una vigencia de seis meses. El último paso es el control por parte de los aduaneros. Es posible que nos hagan abrir el maletero y nos pregunten si tenemos algo que declarar.

 

MONEDA

La moneda es el Dirham (DH). El cambio, aunque lógicamente fluctúa, actualmente está alrededor de los 10 Dirhams por Euro; cambio al que hay que recurrir mentalmente para saber cuánto nos cuestan las cosas.

Circulan monedas de 0,10, 0,20, 0,50, 1, 2, 5 y 10 Dirhams, mientras que los billetes son de 20, 50, 100 y 200. En muchos hoteles, gasolineras y tiendas aceptan tarjetas de crédito, del tipo Visa y MasterCard. Las de American Express no suelen ser aceptadas.

Actualmente en casi todos los hoteles, gasolineras y en muchas tiendas es posible pagar con Euros, que se utilizan sin problemas, y el cambio se redondea a 1 Euro = 10 DH.

 

IDIOMA

El idioma oficial de Marruecos es el árabe en su variante denominada “culta”, aunque a nivel popular se habla el árabe dialectal (Dariya). La diferencia entre ambas lenguas son notables, y equiparables, por ejemplo, a las existen entre el latín clásico y el castellano actual.

En las zonas rurales se hablan, fundamentalmente, diversos dialectos de origen berebere, lenguas sin tradición escrita y que se transmiten de forma oral.

El francés es la segunda lengua oficial, y en muchos sitios es posible entenderse con esta lengua.

Especialmente en algunas ciudades del norte que formaron parte del antiguo protectorado español y donde, además, se ven canales de televisión españoles, mucha gente continúa hablando un perfecto castellano, mientras que en zonas turísticas es posible entenderse también en inglés.

En el sur, en el desierto, la gente que trabaja en los hoteles, y en general, los que trabajan en contacto con el turismo, suelen dominar varios idiomas, sobre todo el español, lo que nos facilita enormemente la comunicación con ellos.

 

ASISTENCIA SANITARIA

Actualmente para viajar a Marruecos no es necesario ningún tipo de vacunación especial.

En cuanto a la asistencia sanitaria, en las grandes ciudades existen hospitales públicos, y médicos y clínicas privados, Antes de partir es recomendable contratar en España un seguro de asistencia médica y repatriación en caso de enfermedad o accidente. Su coste varía en función de la duración y el número de pólizas contratadas. Si se viaja al extranjero con bastante frecuencia puede merecer la pena, incluso, contratar una póliza anual.

 

TELÉFONO

Los terminales móviles españoles son perfectamente utilizables en Marruecos y la cobertura es bastante buena, se puede hablar, incluso, desde muchas pistas y siempre junto a ciudades o pueblos grandes. El problema es que el coste es bastante elevado, por ello es conveniente informarnos con antelación para no llevarnos un susto cuando llegue la factura, ya que además de las llamadas que hagamos, también nos cobrarán a nosotros el tramo internacional de las llamadas que recibamos.

Las “teleboutiques” son muy abundantes en todas las ciudades, y desde allí se puede llamar a un teléfono fijo a España por un precio mucho más

ajustado que con el terminal móvil, en torno a los 10 ó 15 DH. También encontraremos locales con Internet.

Para llamar a España desde Marruecos se debe marcar el habitual 0034 ó +34, mientras que el prefijo de Marruecos es 212 marcando antes el 00.

 

SEGURIDAD EN MARRUECOS

Marruecos es un país que en líneas generales puede considerarse como bastante seguro. Especialmente en las regiones predesérticas y en el sur, se pueden dejar los coches cargados sin ningún tipo de prevención especial, ya que podemos estar casi seguros que nadie los tocará, y las posibilidades de sufrir un robo o atraco son muy remotas. En las grandes ciudades, en cambio, debemos tener algo más de cuidado y guardar las precauciones habituales, si bien el riesgo se ciñe a los robos al descuido; es muy raro escuchar hablar de atracos o robos con violencia.

 

CARTOGRAFÍA

Resulta imprescindible el clásico mapa Michelín, el antiguo 959 que ahora con la nueva nomenclatura de la firma francesa se denomina 742, de escala 1:1.000.000.

Para travesías por el desierto, es conveniente disponer, bien en papel, bien en formato electrónico, de algunos mapas más detallados, entre los que recomendaremos los rusos, que aunque están anticuados son bastante fiables, o las cartas aéreas o TPC.

 

GASOLINERAS

En casi todos los pueblos grandes y ciudades existen gasolineras, donde actualmente es posible encontrar gasolina sin plomo. En cuanto al gasoil,

existen ahora en muchas estaciones de servicio dos tipos, el normal, y uno de mayor calidad que se denomina 350. El primero suele ser de muy baja calidad y puede acarrear problemas, por lo que es recomendable repostar con 350 aunque su precio sea más elevado.

También es preferible escoger para repostar las gasolineras con aspecto más nuevo y limpio. En algunos sitios ofrecen combustible en bidones, que no ofrece mucha fiabilidad, así como el que llega como contrabando desde Argelia.

Actualmente el precio del combustible en Marruecos es más barato que el español, pero muy caro para el nivel de vida del país, salvo en el Sáhara Occidental donde está subvencionado.

 

TALLERES

En todos los pueblos grandes y ciudades existen talleres de neumáticos, por lo que en este aspecto no habrá problemas. En cuanto a los talleres mecánicos, también podemos encontrar bastantes, pero sus medios suelen ser muy limitados, y si bien los mecánicos son ingeniosos y pueden reparar averías mecánicas simples de forma rápida y económica, aunque a veces con métodos poco ortodoxos, en caso de una avería más complicada o de tipo electrónico, habrá que acudir a un servicio oficial de la marca, que sólo existen en las grandes ciudades.

En caso necesario, se repatriará el vehículo a España en grúa. Servicio que previamente debe estar contratado con la compañía de seguros. Conviene cerciorarse antes de partir, que en caso necesario, la grúa repatriará nuestro coche desde Marruecos.

 

HUSOS HORARIOS

En Marruecos la hora cambia igual que en España, aunque en los últimos tiempos, han habido algunas ocasiones que no se ha cambiado. Es conveniente asegurarse del cambio horario por si tenemos problemas a la hora de quedar con alguien o coger el barco de regreso a España.

 

PREPARACIÓN DEL VEHÍCULO 4X4

Un viaje a Marruecos es siempre una prueba bastante dura para un 4x4.

De todas formas, con un vehículo en buen estado y una conducción conservadora es posible realizar un viaje de este tipo con cualquier 4x4 de serie.

Es importante que elementos como el sistema de refrigeración, la suspensión y las transmisiones se encuentren en perfecto estado.

Antes de partir es recomendable cambiar fluidos y filtros y realizar una revisión general del vehículo prestando especial atención a que no haya ningún tipo de fugas.

La instalación de faros auxiliares puede ser un buen aliado si se nos hace de noche en la pista o simplemente en la carretera.

Todos los días se debe hacer una comprobación de niveles y echar una ojeada en busca de posibles fugas.

Después de unos 400 ó 500 kilómetros de pista es conveniente limpiar el filtro del aire.

En cuanto al equipaje, si es posible, es mejor llevarlo en su totalidad en el interior del vehículo, prescindiendo de la baca. En caso de tener que llevar una, es necesario que sea de tipo “africano” y de muy buena calidad, ya que con el traqueteo de las pistas lo más fácil es que acaben rompiéndose. El equipaje debe situarse en el maletero bien sujeto con cinchas y con los elementos más pesados en la parte inferior, dejando los elementos de uso diario, como el cajón de los víveres o las bolsas, con el equipaje, en la parte superior.

 

NEUMÁTICOS

Los neumáticos son uno de los elementos que más van a sufrir en un viaje de este tipo, y por lo tanto es necesario que estén en buen estado y que se les preste una especial atención. Los mixtos son los más adecuados, aunque también es posible realizar las rutas con unos más bien de asfalto, ya que será difícil encontrar barro o nieve, y para la arena los neumáticos con demasiado taco no son necesarios. A diario será necesario comprobar las presiones con un medidor y buscar posibles cortes, o golpes en las llantas. También es importante disponer de una segunda rueda de repuesto, aunque no imprescindible.

 

LA CARRETERA

Para los parámetros europeos, las carreteras marroquíes sólo pueden calificarse como extremadamente peligrosas. A un trazado retorcido y una señalización escasa y en muchas ocasiones confusa, debemos añadir el mal estado del firme, y un parque móvil local que aunque ha mejorado algo en los últimos tiempos continúa, en gran medida, plagado de vehículos obsoletos. Además, el conductor marroquí es capaz de realizar las maniobras más insólitas sin ningún tipo de señalización previa, lo que nos obliga a circular con una total atención.

Asimismo en las carreteras podemos encontrar cualquier tipo de obstáculos, ya sea en forma de animales –desde ovejas a camellos o burros– también viandantes, ciclistas, niños, carros, vehículos parados, gente cruzando, etc... El problema se agudiza notablemente en las horas del atardecer, cuando la gente regresa a casa, ya que lo más normal es que bicicletas, carros y ciclomotores no lleven ningún tipo de luz.

En la medida de lo posible, es recomendable evitar circular de noche, y en cualquier caso, tanto de noche como de día, se deben prever unas medias de velocidad muy bajas.

Las carreteras del sur, que sólo cuentan con la franja central asfaltada, obligan a un peligroso juego cada vez que nos cruzamos con un vehículo o nos toca adelantar. En el primer caso suele imperar la ley del más fuerte y, por ejemplo, los camiones suelen indicar que no se van a echar al arcén activando el intermitente izquierdo. Cuando vamos a adelantar a otro vehículo en una de estas carreteras, debe echarse también al arcén, por lo que no conviene ir demasiado pegado ya que escupirá piedras que podrían rompernos la luna –también nos puede golpear una piedra de un vehículo con el que nos hemos cruzado– y una vez que se haya apartado, deberemos también tirar medio coche al arcén del sentido inverso para adelantar. El problema principal es que el estado del arcén puede variar notablemente, pudiendo encontrar un escalón de diez centímetros entre el asfalto y la tierra, baches, piedras, o simplemente puede haber desaparecido el arcén, lo que suele estar señalizado con unas piedras. En algunas carreteras del sur apenas hay tráfico, lo que facilita notablemente el avance.

Lo mismo sucede con los tramos de autopista de peaje. Sin embargo, no debemos confiarnos, ya que no es raro encontrar peatones cruzando,

vehículos pasándose de un sentido a otro, y además es habitual la presencia policial con radar para control de la velocidad.

 

CONDUCCIÓN EN PISTA

El concepto de pista en Marruecos es distinto al que podemos tener en nuestro país. Si bien en algunas zonas, especialmente en las montañosas, el trazado y la continuidad de las pistas puede asemejarse a las que conocemos en España, en cuanto el terreno se abre, y especialmente en las zonas semidesérticas, el concepto de pista varía notablemente. En demasiadas ocasiones nos encontramos con multitud de rodadas y diferentes alternativas que pueden llevar al neófito a la confusión. Por ello es fundamental tener claro en qué dirección debemos continuar.

En cuanto a las dificultades o trampas, pueden ser muchas y variadas; una constante en las pistas marroquíes es el continuo cruce de “oueds” cauces secos de ríos -habitualmente secos, aunque puntualmente pueden tener caudal-, que pueden ser de muy distinta envergadura, desde una simple zanja en la pista, hasta tener una anchura digna de un auténtico río.

En muchas ocasiones, y sobre todo los más pequeños, son poco visibles, y si se toman a demasiada velocidad pueden hacer que el coche salga volando, dañar algún elemento mecánico e incluso hacer volcar al vehículo.

También las zonas pedregosas suelen ser una constante en Marruecos. No obstante, en las zonas de piedras que afrontemos también es preciso moderar la velocidad y buscar siempre la trazada que menos castigue la mecánica.

Las zonas de arena que atravesemos en algunas pistas no plantean especial dificultad, y no hacen necesario bajar la presión de los neumáticos. Basta, habitualmente, con tomarlas con suficiente impulso.

En las zonas rápidas de “hamadas” -superficie de tierra o gravilla bastante lisas- o “chotts” -lagos secos deberemos extremar la precaución, y evitar la tentación de correr demasiado o hacer burradas con el coche.

En cualquier caso la prudencia y el sentido común son siempre el mejor aliado para afrontar sin contratiempos una aventura de éste tipo.

 

EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

En Marruecos las pistas carecen prácticamente por completo de señalización, pero existe un código no escrito en el que la colocación de las piedras situadas junto a la pista tiene un significado determinado. Por ejemplo, una hilera de piedras atravesada en la pista significa que el camino está cortado, mientras que dos montones situados a los lados de la pista suelen indicar la continuidad de la misma, siendo también habituales en altos, o en la salida o entrada de chotts. Dos o tres piedras colocadas junto a un lado del camino indican normalmente un agujero o un pequeño derrumbamiento de la pista, mientras que en los cruces importantes el montón de piedras se presenta en medio de las dos.

 

CONDUCCIÓN EN ARENA

Para las dunas debemos tener en cuenta los principios básicos de la conducción en este difícil y técnico terreno. Será necesario, en este caso,

bajar las presiones hasta 1,5 ó 1,2 -dependiendo del tipo de llanta y neumático que equipe nuestro vehículo- y conducir en reductora, pero utilizando las marchas más largas posibles.

Al detenernos, no frenar, porque se hundiría el vehículo; y hacerlo siempre en cuesta abajo para no tener problemas. Al salir, evitar los giros cerrados, circular con la suficiente distancia de seguridad entre vehículos, y si nos quedamos atascados, evitar seguir acelerando, porque sólo conseguiremos hundir aún más el coche, y para salir del atolladero acelerar suavemente hasta que el vehículo se eleve y posteriormente dar gas a fondo.

 

GASTRONOMÍA

Pese a ser una de las más ricas del norte africano, la gastronomía marroquí no goza de un especial reconocimiento. El problema, especialmente en el sur, es la poca variedad de los productos en los que se basa, lo que puede hacer que al cabo de unos días resulte repetitiva. Los platos principales son el “couscous”, el “tagine”, los “pinchos”, y las “omelettes” -la clásica tortilla francesa-, además de diversos tipos de ensaladas. Tanto de “tagine” como de “couscous” existen diversas variedades: de verduras, de carne –casi siempre de ternera o pollo, y en menor medida cordero- y distintos acompañamientos. La mayor parte de los platos están fuertemente condimentados para el gusto europeo a base de perejil, ajo, cilantro, pimienta negra y roja o canela. Además, podemos solicitar distintos tipos de sopa, entre las que destacaremos la “harira”, a base de tomate, cebolla, fideos y harina. También en las zonas costeras es posible comer pescado y marisco bastante bueno y a precios muy razonables.

En cuanto a la bebida, el té a la menta es la bebida nacional, y se puede tomar casi en cualquier sitio. También en los sitios donde hay máquina hacen un buen café, y se encuentran los típicos refrescos, aunque en muchas ocasiones no estén lo fríos que sería de agradecer. En cuanto al agua, se puede comprar en Marruecos en cualquier sitio. Últimamente a las clásicas marcas “Sidi Ali” y “Sidi Harazem” se han unido otras como la “Ciel”, que está bastante extendida aunque debemos tener en cuenta que no es agua mineral, sino agua tratada con un sabor un tanto extraño. En lo referente a las bebidas alcohólicas, sólo se puede acceder a ellas en los hoteles más occidentalizados y a un precio generalmente elevado. En algunas zonas turísticas también se puede pedir vino y cerveza en algunos restaurantes, aunque se especifica que deben ser acompañadas de un plato de comida caliente. En cuanto al pan, podemos comprar “baguettes” al estilo francés o pan de molde, aunque son más recomendables las típicas tortas de pan marroquíes, que tardan varios días en ponerse duras.

 

LOS GUÍAS

Uno de los aspectos más negativos que debe sufrir el viajero en Marruecos es, sin duda, el acoso de los guías. En cuanto se desciende del coche o se sale del hotel en muchas ciudades -afortunadamente a las zonas menos turísticas del sur este fenómeno aún no ha llegado- el viajero se ve indefectiblemente acosado por una pléyade de guías inasequibles al desaliento y cuyo objetivo, disfrazado bajo las más peregrinas excusas, es siempre el mismo: llevarte a las tiendas donde llevan comisión. La verdad es que librarse de ellos no es tarea fácil, y lo mejor es repetirles cuantas veces sea necesario que no nos interesa y que nos dejen en paz, y en último caso siempre podremos amenazarlos con llamar a un guardia.

 

LAS COMPRAS

En Marruecos hay trabajos de artesanía y otros elementos, como fósiles, que son realmente interesantes. Lo difícil es diferenciar entre lo que son objetos realizados especialmente para el turista y de una ínfima calidad y los auténticos trabajos de artesanos muy buenos que aún quedan en el país. En los zocos, medinas y bazares, cuya visita siempre es recomendable ya que son los lugares donde se toma muy bien el pulso del país, observamos productos como alfombras, artesanía en madera, fósiles, minerales, especias, prendas de cuero, etc... El problema muchas veces puede ser el propio hecho de comprarlo, debido al sistema de regateo que utilizan los comerciantes marroquíes con los turistas. El juego o el arte del regateo, que para determinadas sensibilidades llega a ser desesperante, tomándolo con filosofía puede resultar incluso divertido. Los artículos nunca tienen marcado un precio y de esta forma los comerciantes se garantizan siempre el obtener el precio más alto por sus productos, esperando que el viajero entre en el juego diciendo una cifra cualquiera, para a partir de ahí entrar en un toma y daca que puede prolongarse indefinidamente.

 

LOS NIÑOS

En Marruecos un alto porcentaje de la población es menor de 15 años, por lo que la cantidad de niños que encontraremos nunca deja de sorprender, especialmente viniendo de un país como el nuestro, con una de las tasas de natalidad más bajas de todo el mundo. En cuanto paremos el vehículo aparecerán en cualquier sitio, muchas veces parece que salidos literalmente de debajo de las piedras. Siempre piden regalos como lapiceros o bolígrafos, caramelos, gorras, ropa o pegatinas. En ocasiones se ponen muy nerviosos y su deambular junto a los coches puede ser peligroso una vez que nos pongamos en marcha, y aunque hay quien mantiene la opinión de que es preferible no darles nada, no cuesta trabajo llevar unas bolsas de caramelos, lapiceros o bolígrafos. La verdad es que el estado marroquí realiza un importante esfuerzo para lograr la escolarización de los niños, de modo que encontraremos escuelas hasta en la más remota aldea, y el hecho de que parezca que los niños se pasan el día en el trayecto de la escuela a casa se debe a que hay tal cantidad de pequeños que en muchas escuelas se han implantado dos turnos.

 

POLICÍA Y CONTROLES MILITARES

Al igual que en España, en Marruecos hay diversos cuerpos policiales.

Además de los policías de aduanas -con uniformes y vehículos azules- las zonas rurales y las carreteras son competencia de la Gendarmerie Royale, reconocible por sus uniformes grises, mientras que la Policía -también con uniformes azules- se encarga de la seguridad en las ciudades. A la salida y entrada de muchas poblaciones y en algunos cruces existen controles indicados con una señal en la que puede poner “Halte. Gendarmerie Royale”, donde deberemos detenernos a la altura de la señal, mientras que si en ésta sólo indica “Ralentir. Gendarmerie Royale”, será suficiente con reducir la marcha hasta que nos den paso.

En los últimos tiempos se aprecia una notable disminución, hasta la práctica desaparición, de las típicas multas aleatorias o retenciones en busca de algún pequeño regalo. Son, en general, muy amables y atentos con los viajeros extranjeros, llegando en ocasiones a parar el tráfico para dar prioridad a los visitantes.

En algunas pistas encontraremos controles militares -situados generalmente en altozanos con buena visibilidad- aunque para el viajero neófito pueda 

 

SOCIEDAD

Marruecos es un país que vive a caballo entre sus costumbres ancestrales y la modernidad. Esta dualidad es claramente visible hasta resultar incluso chocante en muchos aspectos de la vida cotidiana: desde la convivencia entre atuendos tradicionales y ropas europeas, hasta el contraste entre los zocos y bazares y las modernas tiendas que pueden encontrarse en algunos lugares, desde el último automóvil alemán de lujo parado en un semáforo junto a un carro tirado por un burro, o las kashbas al lado de anchas avenidas flanqueadas de modernos edificios, a la proliferación de antenas parabólicas, líneas de Internet o cobertura para el teléfono móvil en los lugares más apartados. Desde la llegada al trono del rey Mohammed VI en 1999 en muchas zonas del país, especialmente en el norte y en el sur, se aprecia el esfuerzo que se está realizando invirtiendo en las tan necesarias infraestructuras. De esta forma el asfalto avanza imparable, algo que no nos gusta en especial, pero no se puede luchar contra el progreso y debemos pensar que la llegada de la carretera facilita notablemente el desarrollo de las poblaciones y el acceso a otro tipo de turismo más numeroso que el de los practicantes de 4x4. No obstante, Marruecos continúa siendo un país en el que la agricultura sigue teniendo un peso notable. También se mantiene la importancia en la economía del país de la explotación de sus ricos recursos mineros, así como las remesas que envían los emigrantes. El turismo, por su parte, es asimismo una importante fuente de ingresos para el país, mientras que actividades tradicionales como el artesanado se encuentran en clara regresión, y la industria resulta bastante escasa.

El sistema político es una monarquía constitucional, aunque con notables diferencias, por ejemplo, con la española, ya que en Marruecos el rey sigue teniendo un papel ejecutivo notable, encargándose incluso de nombrar algunos ministros.

La religión principal del país es la musulmana. Son muy escasos los cristianos o hebreos. En el mes que se celebra el ramadán, periodo en el que los creyentes musulmanes no pueden comer, beber, fumar ni mantener relaciones sexuales entre la salida y la puesta del sol, durante este tiempo toda la actividad económica y comercial se ralentiza notablemente. En cuanto a las costumbres, algunas como la poligamia se encuentran en franco retroceso. Mientras la concertación de matrimonios entre los padres, o las dotes, continúan dándose especialmente en las zonas rurales, en las ciudades ganan seguidores los usos de tipo europeo.

En los cafés es poco habitual la presencia de mujeres, que acostumbran a reunirse generalmente en los domicilios, mientras que el fútbol levanta también pasiones entre los hombres, perfectos conocedores de las alineaciones y los avatares de los principales equipos españoles.